Con su gol, se convirtió en el goleador más joven de la historia de Sporting, con 17 años y 8 meses. Cristiano comentaría años después que esa fue una de las decisiones más difíciles de su vida, pero que mereció la pena para su carrera futbolística. Su gran desarrollo futbolístico le acabó llevando a jugar sus primeros minutos como profesional cuando contaba con 17 años de edad, en el partido de clasificación para la Liga de Campeones de la UEFA del 14 de agosto de 2002 frente al Inter de Milán.